miércoles, 16 de noviembre de 2016

Mi querido Chéster




Los sofás Chesterfield son sin duda un símbolo emblemático e indiscutible del Estilo Clásico Inglés. Me encanta el estilo que tienen y la elegancia que transmiten. Su forma, diseño, material (piel), confección, color, crean en conjunto una pieza tan exclusiva y elegante que enamora a cualquiera.
Originariamente (principios de S. XIX) se empleaban para ambientar los estilizados clubes sociales londinenses donde solo se permitía la entrada a socios de género masculino. En las décadas siguientes pasó a los salones de las casas británicas de la alta sociedad y posteriormente se popularizó hasta convertirse en un icono de la decoración y el sofá clásico inglés por excelencia. 
Según cuenta la leyenda, su origen se debe al IV Conde de Chesterfield, que encargó la realización de un sillón a un ebanista local indicándole expresamente que fuera "duro y robusto", con los brazos y respaldo a una misma altura para obligar a sentarse con la espalda recta. El conde se había percatado de que los sillones habituales no permitían a su personal de servicio mantener la postura erguida y correcta, lo que deslucía la vestimenta o uniforme de su mayordomo. Es por ello que encargó una butaca especial que respondiese a sus estrictos cánones de estilo.

Algo para reflexionar


"La inteligencia es la capacidad de adaptarse al cambio"



Stephen Hawking, un genio que a pesar de tener una enfermedad mental llegó a ser uno de los científicos más grandes de la historia.
He sustraído esta frase, una de sus tantas célebres, porque considero ese tema muy importante, sobretodo en el diseño, hoy en día. El mundo, y por lo tanto las tendencias están en continuo avance y muchos de los diseñadores no llegan a alcanzar, o a asumir esos cambios. 
Afirmo por experiencia propia, que muchas veces estamos tan empeñados en hacer algo concreto que no vemos todas las posibilidades que estamos dejando pasar. A veces hace falta ese ¿Y no te has planteado si.. ? para poder avanzar, ya que al fin y al cabo eso es lo que significa ser flexible, aceptar propuestas, saber aplicarlas y sacarles el máximo partido. Esa teoría se aplica también al estilo de vida. ¿Cuántas personas están llevando una vida rutinaria cada día de la que están hartos, y cuántos están continuamente en busca de oportunidades y aventuras nuevas aunque sea con pocos recursos? Ahí es donde está exactamente el miedo, el miedo al cambio y a la posible no adaptación.